Este tercer movimiento del Concierto de M. Bruch, es brillante y luminoso y con esta maravilla de violinista, podemos comprobar perfectamente, la finalidad o el objetivo que han de tener las múltiples horas de estudio, adquirir una enorme seguridad de ejecución, respaldada por una convicción interior tremenda, de que lo queremos tocar brillante, eléctrico y que con cada frase desplegaremos toda nuestra creatividad, caminaremos por el mástil como un flamenco taconéa por el escenario, como un atleta del violín, como hacen los gimnastas de suelo, que recorren unos metros para coger impulso y poder realizar las piruetas en el aire con giros imposibles, pero que sin esa convicción y ese deseo, no desarrollarían tanta habilidad.
Sarah Chang lo consigue, disfrutad de las dos cosas, del sonido espléndido, pero también del pespliegue de convicción y energía que nos regala.
El Profesor: Diego Fernández.
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